El médico llevará a cabo un examen físico y hará preguntas como, por ejemplo, cuándo se presenta la alergia.
Se pueden necesitar pruebas específicas con el fin de averiguar si los síntomas corresponden a una alergia real o son causados por otros problemas. Por ejemplo, consumir comidas contaminadas (intoxicación alimentaria) puede causar síntomas que se asemejan a las alergias a los alimentos. Algunos medicamentos, como el ácido acetilsalicílico (aspirin) y la ampicilina, pueden producir reacciones no alérgicas, incluyendo erupciones o brotes. Una rinorrea o una tos realmente pueden deberse a una infección.
Las pruebas cutáneas pueden ser una opción. Un tipo de pruebas cutáneas es la prueba de punción, que consiste en colocar sobre la piel una pequeña cantidad de las sustancias alergenas sospechosas y luego punzar ligeramente el área de tal manera que la sustancia penetre debajo de la piel. Se vigila la piel muy de cerca en búsqueda de signos de una reacción, como hinchazón y enrojecimiento. Las pruebas cutáneas pueden ser una opción para algunos niños pequeños y bebés.
En algunos casos, el médico puede pedirle a uno que evite ciertos elementos para ver si mejora o que utilice elementos sospechosos para observar si se siente peor. Esto se denomina "pruebas de uso o eliminación", " o pruebas de reto" y, con frecuencia, se utilizan para verificar la presencia de alergias a medicamentos o a alimentos.
- Exámenes (prueba RAST en suero o pruebas cutáneas - "end skin point")
El médico puede igualmente revisar la reacción de uno a desencadenantes físicos, aplicando calor, frío u otro estímulo al cuerpo y esperando a que se presente una respuesta alérgica.